miércoles, 24 de octubre de 2007

Marcado como ganado

Me hastía en ocasiones el ridículo comportamiento social. Me cansa pensar cada vez que voy a una entrevista de trabajo que he de quitar mis piercings para dar una “buena impresión”, o leer en algunos anuncios de trabajo: buena imagen. ¿Pero de dónde salen estas estupideces? ¿Acaso soy menos válido por llevar mi cuerpo adornado con aceros y pinturas “indelebles” sobre la piel? ¿De dónde sale el criterio pervertido que me aliena de esta forma? ¿Me discrimina el resto por elegir un determinado estilo, o me alieno yo eligiendo algo que no está del todo aceptado en nuestra torpe sociedad?

Cuando fui a mi entrevista de teleoperador me quité los aceros. Después, ya en el trabajo y durante varios meses iba a trabajar sin ellos, hasta que un día me dije: ¿para qué? Aquí sólo me ven mis compañeros y los clientes se encuentran separados por un buen trecho de tierra antes de poder ver mi cara y horrorizarse por su propia falta de tolerancia.

Quizá por fortuna la cosa va cambiando, y si bien hace 5 años la gente miraba asustada ese pincho que llevo agarrado al labio, “el clavo”, como lo llama mi padre; bien es cierto que las reacciones de la gente parecen menos retrógradas que un lustro atrás, pues las muecas de pánico han dado paso a las sonrisas y las bromas.

Parece que hay una evolución en la sociedad, a menos que viva en un mundo de engaño por el hecho de residir en una ciudad universitaria como es Granada, en la que toda clase de ganado de todas las tribus urbanas existentes se pasea cada año por la ciudad. Pero si la sociedad parece avanzar, ¿por qué no lo hacen también las empresas? ¿Por qué exigen buena presencia? ¿Acaso eso modifica o condiciona mis cualidades o competencias laborales? ¿Trabajaré mejor si voy de traje y me pongo gomina? Y peor aún, ¿qué es eso de buena presencia? ¿En quien recae la potestad de decidir qué es adecuado para representar ese concepto de buena imagen? ¿Quién dicta estas pautas artificiales de moralina prefabricada? ¿He de sentirme mal porque soy un tatuado, o porque llevo pelo largo y perilla? ¡Basta ya señores!, seamos serios. Hagamos uso de esas facultades en desuso como son la lógica o el sentido común, y si ni por esas somos capaces de entenderlo entonces apelemos al respeto, a la no discriminación, y al trato igualitario que a modo de fe ciega nos permitan disociarnos de tanta perversión sináptica.

Cada cual es libre de tener sus gustos y opiniones y a mí poco me importa si el tío que me paga por trabajar piensa que soy ridículo, incivilizado o estúpido por llevar un aro en la nariz, siempre y cuando me escoja para el trabajo sin que mi aspecto influya para la elección. Con eso me basta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro que eres libre para elegir como vestir, como llevar el pelo, alargárte si te place las orejas con aretes "estilo negro africano" o hacer lo que quieras con tu cuerpo en general.
Las empresas no te discriminan al pedirte "buena presencia". Lo que intentan evitar es que tu aspecto en algún caso pueda provocar que algún cliente potencial o compañero de negocio sienta recelo porque tu aspecto no le transmita comodidad y cercanía.
Además añadiré que en un proceso de selección en el cual sólo puedes dedicar 20 o 30 minutos como mucho a entrevistar a cada persona que se presenta por el puesto de trabajo, tienes que intentar ver en el fondo de la persona a través de lo poco que te muestra en tan poco tiempo.
Y en muchos casos el atuendo, la forma de hablar, la pose y otras cosas dejan ver en parte la personalidad del individuo. De modo que "neutralizar" estas cosas suele ser una gran estrategia a la hora de acudir a una entrevista ya que así ocultas posibles cosas que pudieran hacer pensar al entrevistador que no eres apto para el puesto aunque por supuesto que sí lo seas.

Lo mejor resulta para estos casos estar en mi situación, tener un atuendo que a la par que refleja mi personalidad concorda con lo que la sociedad actual denomina como "persona normal".

PSD: Añadiré también que aunque a veces me haya sentido atraido por los tatuajes y otros "addons" superficiales con el paso de los años me he dado cuenta de que lo que me gusta en un momento determinado ni mucho menos me gusta ni me gustará 10 años después ya que evoluciono en todos los aspectos de mi vida.

PSD2: Si, me aburro casi tanto como tu para ponerme a reflexionar sobre tu reflexión XD.

Francisco Bravo (Bulldozzzer) dijo...

Pues no lo había pensado desde ese ángulo, quiero decir, lo de aparentar la mayor neutralidad a la hora de ser entrevistado, lo cual es muy interesante; pero yo me refería más al hecho de requerir buena presencia para un trabajo. Cómo tú bien dices quizás es para evitar recelos o falsas impresiones (ya nos basamos en un prejuicio de que ciertas "formas" para algunos tienen una connotación negativa, lo cual ya es una forma de discriminación).
Pero volvemos al problema de origen, ¿qué es buena presencia? Está más que claro que la respuesta más obvia ya la has dado tú y es eso que todos de alguna manera conocemos como: "persona normal". Pero igual que tus gustos evolucionan, los gustos de los demás también, y aunque quizá todavía haya una mayoría de "personas normales", cada vez hay un mayor grupo de personas con gustos estéticos variopintos perfectamente válidos y que en ningún caso han de llevarnos a erróneas suposiciones o prejuicios, lo cual es el problema ya que creo que las nuevas modas de la gente joven se instalan a una velocidad muy diferente de la que la sociedad goza para aceptarlas como normales, y es lo que me parece triste.
Gracias por el fruto de tu aburrimiento y un saludo!

Buen Salvaje dijo...

Coooño, ¡er paquito tiene un bló!
¿qué tal tío? Me alegra encontrarte.
Yo el otro día leí una entrevista de trabajo PRESENCIA INMEJORABLE. Lo cierto es que estuve a punto de apuntarme, porque de aquí poco más se puede sacar, jajajaja.
Bueno, ya en serio, debes tener en cuenta que las personas por lo general funcionan con unos esquemas mentales (o estereotipos), que les hacen la vida más sencilla. En cierto modo es comprensible, la vida es ya de por sí difícil para casi todos sin pensar todas y cada una de nuestras acciones, tanto en sus consecuencias como en lo que nos llevó a realizarlas.
Yo creo que es muy inteligente lo que dice el comentarista anónimo, neutralizar tu apariencia tanto como te sea posible, a lo que yo añadiría: sin llegar a la renuncia de lo que te hace único. Yo no me cortaría el pelo, por ejemplo, lo llevo así desde los 12 años y cuando me lo he cortado por mi voluntad ya me he arrepentido suficiente para encima hacerlo por voluntades ajenas. Quejarse por los prejuicios ajenos puede llegar a ser victimista y destructivo, si ya te has aceptado a ti mismo, creo que lo mejor es adoptar estrategias para evitarlas.
Yo que siempre he sido bastante discreto en mi estética quizás no sea el más adecuado para decirlo, pero ya se acostumbrarán, ya :P
En fin, tío, un saludo, encantado de leer tus reflexiones.