Esto es una especie de circular. Circular no como adjetivo sino como nombre. Una misma carta dirigida a diferentes personas en la que lo único que cambia es lo referente al destinatario. Vosotros. Mis amigos.
Siento no haber hecho el esfuerzo de escribir una diferente para cada uno, pues todos la merecéis, pero no tenía las ganas y el arrojo necesario para emprender tan costosa tarea. No costosa no en lo referente a pasar por el trance de escribir durante largo tiempo, no, afortunadamente la vida aún no me ha hecho tan indolente como para soslayar tal nimiedad; sino para afrontar la idea de tener que hacer una carta personalizada para cada uno, en la que obviamente habría más personalización que el estúpido hecho de plasmar el nombre correspondiente con la afectuosa despedida de rigor, lo cual implicaría centrarme un poco en la persona, las cosas referentes a nuestra amistad, y un conjunto de circunstancias en las que prefiero no pensar, pues si lo hiciese quizás no sería capaz de llevar a cabo mis actuales determinaciones.
De todas formas siempre puedo esgrimir una absurda excusa para que ninguno de vosotros se sienta mal, porque aunque muchos no quieran reconocerlo, en el fondo todos sois (somos) unos egoístas y lo único que se satisface al yo escribir una despedida individualizada, es el sentiros alguien por la mera circunstancia de referirme a vosotros explícitamente. Prueba de ello es esa pequeña desazón que quizás os invade en este momento (en caso contrario es que no me tenéis aprecio, bastardos), ya que al no remitirme de manera individual, quizás pensáis que no me vale el esfuerzo hacerlo, o que no tengo nada que contaros en éstas mis últimas palabras, y razón no os falta ya que si no, lo haría sin duda (quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no, encuentra una excusa). Pero quizás podéis plantearos que si esto último fuese verdaderamente cierto no me estaría molestando en escribir esta jodida mierda, ¿no?.......Para no seguir extendiéndome, pondré la excusa para que os sintáis un poco mejor:
La verdad es que tengo mucho que decir a cada uno de vosotros, pero no podría hacerlo pues necesitaría cien cartas como esta, y no dispongo de tanto tiempo para escribirlas. Además, bien es cierto que prefiero callar muchas de esas cosas, pues así en los momentos de soledad podré nutrirme de algunas de ellas para expiar mi frustración cuando la concentración de ésta en mi ser torne a ser excesiva. Otra razón es, que aunque muchos de vosotros no os conocéis ni os conoceréis nunca y algunos os conocisteis mal, sabed que todos estáis muy juntitos en una de las parcelas que aún conservo de mi corazón, y no sería justo que os dispensara un trato individualizado, cuando lo que pretendo con esto es llevarme allí donde voy ese recuerdo de conjunto.
Ampuloso ¿verdad? Pues aunque pueda parecer cierto no deja de ser una basura, pues las palabras se las lleva el viento y los actos son los que hablan por las personas. Lo normal es que me recordéis como el excéntrico amigo que un día se marchó y del que nunca supisteis nada, que no debió sentir ningún aprecio por vosotros (egoísmo una vez más) o simplemente encontró algo mejor pues nunca volvió. Al lugar que voy sólo puedo ir solo, de ida y supongo que no de vuelta. Mi alma gemela que no existe recorrerá un camino semejante bajo similares circunstancias en algún momento de su vida.
Y ahora me despido, pero no para siempre, pues quizá en el futuro nos encontremos en algún lugar o plano de existencia (sea lo que sea seguro que será mejor que éste), y espero que no me guardéis rencor, pues todo lo anteriormente dicho sobre el egoísmo es aplicable en su totalidad a mí el primero, pues si yo lo pienso es por algo y no hay lugar para la hipocresía en este escrito.
¿Qué eres si no estás rodeado de personas que te conocen y valoran tu persona? En el fondo sin nuestros conocidos no somos nadie. Yo necesito dejar de ser quien soy.
Hasta siempre.
(Noviembre del 2002)
Siento no haber hecho el esfuerzo de escribir una diferente para cada uno, pues todos la merecéis, pero no tenía las ganas y el arrojo necesario para emprender tan costosa tarea. No costosa no en lo referente a pasar por el trance de escribir durante largo tiempo, no, afortunadamente la vida aún no me ha hecho tan indolente como para soslayar tal nimiedad; sino para afrontar la idea de tener que hacer una carta personalizada para cada uno, en la que obviamente habría más personalización que el estúpido hecho de plasmar el nombre correspondiente con la afectuosa despedida de rigor, lo cual implicaría centrarme un poco en la persona, las cosas referentes a nuestra amistad, y un conjunto de circunstancias en las que prefiero no pensar, pues si lo hiciese quizás no sería capaz de llevar a cabo mis actuales determinaciones.
De todas formas siempre puedo esgrimir una absurda excusa para que ninguno de vosotros se sienta mal, porque aunque muchos no quieran reconocerlo, en el fondo todos sois (somos) unos egoístas y lo único que se satisface al yo escribir una despedida individualizada, es el sentiros alguien por la mera circunstancia de referirme a vosotros explícitamente. Prueba de ello es esa pequeña desazón que quizás os invade en este momento (en caso contrario es que no me tenéis aprecio, bastardos), ya que al no remitirme de manera individual, quizás pensáis que no me vale el esfuerzo hacerlo, o que no tengo nada que contaros en éstas mis últimas palabras, y razón no os falta ya que si no, lo haría sin duda (quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no, encuentra una excusa). Pero quizás podéis plantearos que si esto último fuese verdaderamente cierto no me estaría molestando en escribir esta jodida mierda, ¿no?.......Para no seguir extendiéndome, pondré la excusa para que os sintáis un poco mejor:
La verdad es que tengo mucho que decir a cada uno de vosotros, pero no podría hacerlo pues necesitaría cien cartas como esta, y no dispongo de tanto tiempo para escribirlas. Además, bien es cierto que prefiero callar muchas de esas cosas, pues así en los momentos de soledad podré nutrirme de algunas de ellas para expiar mi frustración cuando la concentración de ésta en mi ser torne a ser excesiva. Otra razón es, que aunque muchos de vosotros no os conocéis ni os conoceréis nunca y algunos os conocisteis mal, sabed que todos estáis muy juntitos en una de las parcelas que aún conservo de mi corazón, y no sería justo que os dispensara un trato individualizado, cuando lo que pretendo con esto es llevarme allí donde voy ese recuerdo de conjunto.
Ampuloso ¿verdad? Pues aunque pueda parecer cierto no deja de ser una basura, pues las palabras se las lleva el viento y los actos son los que hablan por las personas. Lo normal es que me recordéis como el excéntrico amigo que un día se marchó y del que nunca supisteis nada, que no debió sentir ningún aprecio por vosotros (egoísmo una vez más) o simplemente encontró algo mejor pues nunca volvió. Al lugar que voy sólo puedo ir solo, de ida y supongo que no de vuelta. Mi alma gemela que no existe recorrerá un camino semejante bajo similares circunstancias en algún momento de su vida.
Y ahora me despido, pero no para siempre, pues quizá en el futuro nos encontremos en algún lugar o plano de existencia (sea lo que sea seguro que será mejor que éste), y espero que no me guardéis rencor, pues todo lo anteriormente dicho sobre el egoísmo es aplicable en su totalidad a mí el primero, pues si yo lo pienso es por algo y no hay lugar para la hipocresía en este escrito.
¿Qué eres si no estás rodeado de personas que te conocen y valoran tu persona? En el fondo sin nuestros conocidos no somos nadie. Yo necesito dejar de ser quien soy.
Hasta siempre.
(Noviembre del 2002)
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