Según las previsiones, en 2050 España será la población más envejecida del mundo con un el mayor porcentaje de personas con más de 60 años.
Lo que más miedo me da de todo esto es pensar en las medidas que piensa tomar el gobierno para dominar las posibles consecuencias económicas de que se deriven de esta tesitura. Porque algo habrá que hacer, digo yo.
En Granada (y no sé si en otros reinos de España), que somos muy adelantados, hace ya algunos años que se empezó a aplicar una medida para ir haciendo descender el número de ancianos. Antes había unas fuentes (de agua potable) a las cuales se podía acceder cómodamente doblando un poco la espalda, que paulatinamente han sido sustituidas por otras de acceso más complicado. La técnica que hay que desarrollar para beber de estas fuentes requiere una forma física de la que carecen bastantes de nuestros mayores y que más claramente implica tanto una dobladura dorsal más pronunciada que la necesitada anteriormente, como una torsión cervical simultánea para poder acceder al agua mientras se presiona un duro botón. Además, el acceso al caño de agua de manera perpendicular, hace bastante complicado evitar que la mayoría de ésta acabe repartido por todas las partes de la anatomía humana excepto allí donde se busca que acabe, esto es dentro de las paredes del estómago. Para completar sus cualidades cabe decir que el chorro tiene una potencia considerable, con lo cual salpica bastante. De estas circunstancias se esperan 2 efectos directos y uno indirecto:
1º Como producto de la flexión dorsal y la torsión cervical así como de la complejidad de combinar esta maniobras con el consecuente esfuerzo dinámico que implica pulsar el durísimo boton, desestabilizar al anciano para hacerle caer tratando de conseguir así la trágica rotura de cadera que deriva tantas muertes entre la población de avanzada edad.
2º El efecto colateral del empapado, sumado al frío invernal (para aquellos que estén en una buena forma que les permita no caer), busca la proliferación de patologías por la consecuente merma del sistema inmunológico.
3º El diseño de las fuentes propicia que otros seres vivos, véase perros, gatos, ratas, lagartos mutantes, etc, tengan un acceso más evidente al “cañote” por donde sale el agua, siendo susceptible esta circunstancia de propiciar la transmisión de agentes víricos o bacterianos para los que nuestros ancianos, con un sistema inmunológico en ocasiones más deteriorado, no puedan hacer frente y desarrollen alguna enfermedad.
Bueno ya veis que desde el reino de Granada ponemos nuestro granito de arena, así que a ver si vamos haciendo lo mismo por el norte.
El tema no se queda en nuestra frontera, ciertos estudios aseguran que la población de Europa envejecerá mucho, en especial en Alemania y Rusia y que para paliar las desastrosas consecuencias de no tener suficiente dinero para pagar las pensiones de los trabajadores de hoy, la mano de obra china, india y la africana en especial, serán de vital importancia si las cosas no cambian pero ya.
Lo que más miedo me da de todo esto es pensar en las medidas que piensa tomar el gobierno para dominar las posibles consecuencias económicas de que se deriven de esta tesitura. Porque algo habrá que hacer, digo yo.
En Granada (y no sé si en otros reinos de España), que somos muy adelantados, hace ya algunos años que se empezó a aplicar una medida para ir haciendo descender el número de ancianos. Antes había unas fuentes (de agua potable) a las cuales se podía acceder cómodamente doblando un poco la espalda, que paulatinamente han sido sustituidas por otras de acceso más complicado. La técnica que hay que desarrollar para beber de estas fuentes requiere una forma física de la que carecen bastantes de nuestros mayores y que más claramente implica tanto una dobladura dorsal más pronunciada que la necesitada anteriormente, como una torsión cervical simultánea para poder acceder al agua mientras se presiona un duro botón. Además, el acceso al caño de agua de manera perpendicular, hace bastante complicado evitar que la mayoría de ésta acabe repartido por todas las partes de la anatomía humana excepto allí donde se busca que acabe, esto es dentro de las paredes del estómago. Para completar sus cualidades cabe decir que el chorro tiene una potencia considerable, con lo cual salpica bastante. De estas circunstancias se esperan 2 efectos directos y uno indirecto:
1º Como producto de la flexión dorsal y la torsión cervical así como de la complejidad de combinar esta maniobras con el consecuente esfuerzo dinámico que implica pulsar el durísimo boton, desestabilizar al anciano para hacerle caer tratando de conseguir así la trágica rotura de cadera que deriva tantas muertes entre la población de avanzada edad.
2º El efecto colateral del empapado, sumado al frío invernal (para aquellos que estén en una buena forma que les permita no caer), busca la proliferación de patologías por la consecuente merma del sistema inmunológico.
3º El diseño de las fuentes propicia que otros seres vivos, véase perros, gatos, ratas, lagartos mutantes, etc, tengan un acceso más evidente al “cañote” por donde sale el agua, siendo susceptible esta circunstancia de propiciar la transmisión de agentes víricos o bacterianos para los que nuestros ancianos, con un sistema inmunológico en ocasiones más deteriorado, no puedan hacer frente y desarrollen alguna enfermedad.
Bueno ya veis que desde el reino de Granada ponemos nuestro granito de arena, así que a ver si vamos haciendo lo mismo por el norte.
El tema no se queda en nuestra frontera, ciertos estudios aseguran que la población de Europa envejecerá mucho, en especial en Alemania y Rusia y que para paliar las desastrosas consecuencias de no tener suficiente dinero para pagar las pensiones de los trabajadores de hoy, la mano de obra china, india y la africana en especial, serán de vital importancia si las cosas no cambian pero ya.
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