Desde luego ya no saben que hacer para joder a la gente. No tememos bastante con los spam en los correos electrónicos como para que encima nos lleguen al móvil.
Ya me imagino un día en el futuro...
Te levantas por el ruido del despertador e instintivamente miras al techo. Allí ves en la pantalla de plasma ese rostro agradablemente andrógino (ya sea hombre o mujer), que programaste, cómo te invita a levantarte con dulzura mientras imágenes subliminales se deslizan sin que te des cuenta calándote hasta la médula. Vas al cuarto de baño a asearte y ves la publicidad aleatoria aparecer sin cesar en los azulejos. Allí se repiten uno tras otro innumerables anuncios con montones de colores y otros reclamos diseñados para que tan sólo fijando tu atención unas décimas de segundo, impregnen tu subconsciente. Podías haber comprado aquellos con diseños personalizados, pero eran tan caros que no te hubieras podido permitir el camastro y parte del mobiliario..., así que pasas con la cabeza baja mirando al suelo para entrar directamente a la ducha “express”, y escuchar agradables melodías patrocinadas por marcas de jabones, geles, champús u otros productos cosméticos.
De camino al metro pequeños robots volantes con reproductores tridimensionales acosan a los transeúntes mostrándoles publicidades variadas. Algunos parecen incluso entusiasmados, ya que como para cualquier compra toda empresa registra todos tus datos, miles de estos ficheros son vendidos a otras empresas, para que estos artefactos voladores puedan reconocer tu rostro mostrar publicidades basadas en los centros de interés que han sido configurados según tus compras....
Ahora en serio, lo peor de todo es que estos mensajes no son de publicidad, si no mensajes para sacarle dinero a la gente. Por lo visto se hacen pasar por personas interesadas en quedar contigo incitándote a que respondas. El precio de estos es del doble o más, y algunos logran suscribirte a un servicio de envío de mensajes sin tu consentimiento (a saber cómo lo hacen) del que después es macanudamente complicado desprenderse. Así que hay que prestar atención a mensajes sospechosos cuyo remitente sea un número de 4 dígitos, ya que te la puede meter doblada.
Si lees esto no me responsabilizo de los daños colaterales que sufra tu cerebro, ¿queda claro?
martes, 10 de abril de 2007
Correo basura hasta en el móvil
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